Rinoceronte Negro del Oeste Africano

Taruca

Delfín de Baiji

Gato Andino o Titi

Comentario Ecológico

Bucambhila

El primer alimento en todo ser viviente es el oxígeno. Los árboles tienen múltiples funciones en la vida del planeta, entre ellas están las ecológicas, económicas y sociales, son los grandes saneadores de la naturaleza:

Tienen una función importante en el clima loca, regional y mundial; cerca del 50% al 80% de la humedad del aire proviene de los árboles por transpiración y evaporación. Si áreas grandes de estos bosques son taladas, la precipitación media anual disminuye y el clima de la región se hace más cálido y seco.

Los árboles también juegan un papel importante como defensa contra el calentamiento mundial que se cree provendrá de un más intenso efecto de invernadero. Mediante la fotosíntesis, los árboles ayudan a remover el dióxido de carbono del aire y añaden oxígeno al mismo, explicando así porqué los árboles del mundo han sido llamados una parte clave de los “pulmones” de la Tierra.

Los árboles proporcionan hábitats para un mayor número de especies silvestres, lo que los convierte en el principal albergue de la diversidad biológica del planeta. Ayudan a amortiguar el ruido, absorber algunos contaminantes del aire y nutrir el espíritu humano proporcionando un recinto de bienestar y belleza.

Los árboles tienen importancia económica, porque nos proporcionan madera para alojamiento, pulpa para papel, medicamentos y muchos otros productos. Muchas regiones boscosas también son usadas para minería apacentamiento de ganado y recreación. En todo el mundo, cerca de la mitad de la madera de corte obtenido cada año es usada como combustible para calefacción y para cocinar, especialmente en los países subdesarrollados. Algo de ésta se quema directamente con leña y parte es convertida en carbón vegetal, que usan ampliamente como combustible. Un tercio de la cosecha mundial anual es de troncos aserrados que se convierten en madera en bruto, tableros, madera terciada (triplay). Un Sexto es convertido en pulpa que se usa en una variedad de productos de papel.

Todos los bosques vírgenes en la Tierra, deben ser considerados recursos no renovables. No deben ser talados, porque sus servicios ecológicos a largo plazo son mucho más importantes que la ganancia económica a corto plazo. De acuerdo con el cálculo, un árbol típico proporciona un valor monetario de 206,200 dólares de beneficios ecológicos en forma de oxígeno, reducción de contaminación del aire, fertilidad del suelo, control de la erosión, reciclamiento del agua y control de la humedad, hábitat para la vida silvestre y fuente de proteínas para ese caudal vivo. Las áreas verdes no sólo son vida vegetal, sino que alrededor de ellas se crea todo un sistema de vida animal. Da pie a todo un intercambio entre las plantas y la atmósfera. Si hay verde, hay clorofila y si hay clorofila entonces hay absorción de gases, y por lo tanto expulsión de oxígeno que nos ayuda a tener un nivel de vida más alto.

El árbol tiene razón de ser, y con esto queremos dejar en claro que la calidad de vida que se busca en el planeta está ligada estrechamente a los aspectos ecológicos y ambientales. Esto tiene como objetivo final buscar un desarrollo compensado entre lo funcional y lo estético, sin dejar de lado el mejorar la calidad del medio ambiente de las ciudades.

Ecología

El valor que encuentra en la protección del medio ambiente una forma de servir a los demás.

Es el valor que nos hace considerar y actuar en favor de la protección del medio ambiente, los recursos naturales y toda forma de vida, incluyendo la propia.

Pensar en la naturaleza y la cultura ecológica tan de moda en estos tiempos, nos ubica en una situación un tanto incierta. Por una parte, vienen a nuestra mente los grupos “verdes” con iniciativas de todo tipo: la protección de las especies, el medio ambiente y los recursos naturales, donde son muchos los que participan y se comprometen, pero adquieren un matiz de exageración a los ojos de los demás: para la inmensa mayoría de las personas, luchar por la protección de las ballenas tiene poco sentido, sobre todo si en el lugar donde vive se encuentra alejado del mar.

Al mismo tiempo surge la pregunta: ¿Qué tengo que ver yo con la ecología? Pese a las campañas y la abundancia de carteles, ese sentido de la distancia y no pertenecer a un medio ambiente determinado, nos hace seguir inmersos en nuestras ocupaciones, sin darnos el tiempo necesario para pensar seriamente en la importancia de vivir este valor tan necesario en nuestros días.
Para despertar en nosotros una conciencia ecológica, hace falta reflexionar profundamente sobre el sentido que tiene toda forma de vida para nosotros, y en primer instancia, la nuestra.

Los cuidados que requiere nuestra persona son bastante conocidos: adecuada alimentación, el debido descanso, hacer un poco de ejercicio, prevenir las enfermedades y tratarlas oportunamente, trasnochar lo menos posible, alejarse de los vicios, trabajar con orden, etc., sin embargo, el descuido voluntario de estos y otros aspectos igualmente importantes, necesariamente afecta nuestra salud, por eso, es imposible pensar en preocuparse de lo que ocurre en el exterior, cuando somos incapaces de cuidarnos a nosotros mismos.

Si además del descuido personal, agregamos una falta de voluntad para realizar acciones concretas, podemos formarnos una idea más clara de nuestra conducta. Por ejemplo, no es raro que el “clasificar la basura” nos provoque cierta pereza, sobre todo si ya existe quien lo haga. Recoger envolturas, papeles y residuos de comida para depositarlos en su lugar o limpiar líquidos derramados, deberían ser actitudes que reflejen nuestros hábitos y costumbres.

Ahora podemos darnos cuenta, que el cuidado de nuestra persona y mejorar cualitativamente nuestros hábitos, nos llevará a conservar nuestro entorno inmediato en óptimas condiciones, y de esta manera, comprender en toda su extensión las grandes y pequeñas iniciativas ecológicas.

Para muchos, es inexplicable la preocupación de algunas personas por su medio geográfico, calificando de exagerado el reporte del noticiero sobre la gravedad de un incendio, un derrame de petróleo en el mar o la contaminación de un río, pero es difícil juzgar y comprender esta situación si vivimos en otro espacio. Para quienes su vida se desarrolla y depende del mar, el bosque, el río o el campo, constituye un centro vital para su existencia, por eso lo considera como propio y parte de su responsabilidad.

Tal vez esa es la clave y fundamento de este valor: considerar como propio todo lo que nos rodea. Así como tenemos especial cuidado por conservar nuestro hogar limpio, de igual manera deberíamos hacerlo en la calle, la oficina, los lugares de esparcimiento... tomando las precauciones y medidas necesarias para cada caso, en vez de quejarnos del deficiente servicio público de limpieza o la falta de conciencia de los conciudadanos. Una vez más, nuestro ejemplo constituye el punto fundamental para la transmisión de los valores.

¿Cuál es el resultado de la conciencia de este valor? Primeramente la solidaridad que debemos a nuestros semejantes, tal vez no está en nuestras posibilidad acudir al sitio de una catástrofe, pero si podemos contribuir en la protección de nuestra comunidad; paralelamente surge el respeto por las personas y la naturaleza, que son inseparables y dependientes entre sí. Dicho de otra forma, representa el compromiso personal por servir a los demás, procurando espacios limpios que faciliten un modo de vida digno para todos.

Para vivir este valor desde tu situación personal y de acuerdo a tus posibilidades, puedes comenzar por:

  • Cuida tu salud prudentemente y sin caer en exageraciones. Tan delicada es una dieta rigurosa, como el exceso en la comida, por ejemplo.
  • Refuerza tus hábitos personales de orden y limpieza, en tu hogar, oficina, lugares que frecuentas y hasta en las calles. No es lo mismo arrojar un papel y que caiga a un lado del cesto, que depositarlo dentro.
  • Respeta las normas de cuidado ambiental de todo lugar (área de fumadores, depositar basura, no dar alimento a los animales del zoológico, no encender fuego, etc.).
  • Acostúmbrate a reportar las deficiencias del servicio público de limpieza y las anomalías que surgen por la falta de conciencia de personas, empresas o instituciones.
  • Infórmate sobre los aspectos fundamentales de la cultura ecológica, aplicando lo que haga falta en tu hogar y comunidad. Seguramente encontrarás a otras personas que apoyen tus iniciativas.
  • Promueve alguna campaña ecológica sencilla en la escuela de tus hijos. Si eres estudiante, con mayor razón.
  • Reflexiona en esta idea: Mi entorno va más allá de las paredes de mi casa, la escuela y la oficina.

Quien vive este valor en la medida de sus posibilidades y con acciones concretas, demuestra un serio compromiso por el bienestar de sus semejantes, con quienes se solidariza para realizar una labor más efectiva, pues su actitud no depende de la moda o el fanatismo, sino por la firme determinación de mejorar el mundo en el que vivimos.

Animales extintos en los últimos 100 años

Les traemos un compendio de animales extintos en los últimos 100 años.

Ver Documento